Quizá la era de los dinosaurios haya terminado en primavera
El meteorito que mató a los dinosaurios cayó en primavera
Esa es la conclusión de los científicos que examinaron las espinas de los peces que murieron ese día cuando un asteroide de 10 kilómetros de ancho chocó con la Tierra.
“Estos peces murieron en primavera”, afirmó Melanie During, estudiante de posgrado de la Universidad de Uppsala, Suecia, y autora principal de un artículo publicado el miércoles en la revista Nature. “El reinado de los dinosaurios terminó en primavera”.
Los científicos saben cuándo cayó el meteorito (hace poco más de 66 millones de años, más o menos 11.000 años) y dónde impactó, frente a la península de Yucatán, en México. Eso puso fin al período cretácico de la historia geológica de la Tierra, pero, aunque tres cuartas partes o más de las especies de plantas y animales desaparecieron en la extinción masiva que ocurrió después, ha sido difícil localizar fósiles de algo que haya muerto directamente a causa del meteorito.
No obstante, en 2019, unos paleontólogos publicaron el descubrimiento en el suroeste de Dakota del Norte de lo que parecía ser un cementerio masivo de criaturas que murieron horas o días después del impacto. Aunque Dakota del Norte estaba a unos 3000 kilómetros de donde impactó el meteorito, las ondas sísmicas de lo que fue el equivalente a un terremoto con una magnitud de 10 u 11 sacaron el agua de los lagos y ríos y mataron a los peces. Del cielo llovieron tectitas, pequeñas perlas de vidrio que fueron lanzadas al aire por el impacto.
Los investigadores pasaron años explorando el lugar, conocido como Tanis, localizado en la formación Hell Creek, que se extiende por cuatro estados y es rica en fósiles. Un artículo publicado en The New Yorker describía Tanis como el país de las maravillas de los hallazgos fósiles; el artículo científico inicial que describía el yacimiento tenía menos detalles y se centraba en el entorno geológico.
Con los nuevos resultados científicos, ahora los fósiles proporcionan un panorama del cataclismo que antes era imposible distinguir.
“Es sorprendente que podamos tomar un evento, un solo momento que ocurrió hace 66 millones de años (una roca que cayó y golpeó literalmente la Tierra en un instante) y podamos precisar en qué época del año ocurrió”, comentó Stephen L. Brusatte, un paleontólogo de la Universidad de Edimburgo que no participó en la investigación. “Creo que es una historia de detectives del más alto calibre”.
Es probable que los animales del hemisferio norte (algunos que estaban saliendo de la hibernación o dando a luz a sus crías) hayan sido más vulnerables a la extinción. “Si estaban en primavera, entonces no era muy probable que muchos organismos estuvieran hibernando”, señaló durante una conferencia de prensa telefónica organizada por la revista Nature.
Los animales del hemisferio sur, que se resguardaban en otoño, tal vez hayan estado más protegidos del cambio de clima repentino y drástico. “Si estuvieras hibernando, aumentarías tus posibilidades de supervivencia”, dijo During. “Si pudieras encerrarte en una madriguera o si pudieras refugiarte bajo el agua, sería de ayuda”.
Brusatte coincidió. “Creo que esta información podría ayudarnos a entender los patrones y los procesos de la extinción”, dijo.
En 2017, During oyó hablar por primera vez de Tanis durante una conferencia de Jan Smit, experto en la extinción de los dinosaurios de la Universidad Libre de Ámsterdam, donde estaba haciendo su maestría.
A During le intrigó su descripción de los hallazgos fósiles de Dakota del Norte. “De hecho, empecé a escribirle un correo electrónico en mi teléfono desde el fondo de la sala, preguntándole: “Oye, si tienes estos peces, ¿podemos hacer un análisis isotópico de sus huesos y espinas?”, narró During.
Se puso en contacto con Robert DePalma, el paleontólogo que orquestó el estudio de Tanis. En agosto de 2017, During viajó en avión a Dakota del Norte y pasó 10 días en Tanis excavando fósiles de seis peces: tres esturiones y tres peces espátula.
En el laboratorio, los científicos cortaron finos trozos de hueso de las mandíbulas inferiores de los peces espátula y de las espinas de las aletas pectorales de los esturiones. Observaron la repetición de líneas claras y oscuras que reflejaban los cambios estacionales en el ritmo de crecimiento, similares a los anillos de los árboles. La parte más externa de las espinas indicaba que los peces estaban más activos y crecían más rápido después del final del invierno.
“Yo creo que fue en abril”, dijo During. “En definitiva no era verano”.
Las oscilaciones en los niveles de diferentes tipos de carbono, o isótopos, en las espinas indicaban la cantidad de plancton que había en el agua para que los peces se alimentaran. Los niveles eran más bajos de lo que serían durante el pico de abundancia del verano. Esto se añade a las “diversas líneas de evidencia que tenemos de que estos peces perecieron en primavera”, explicó Jeroen van der Lubbe, paleoclimatólogo de la Universidad Libre de Ámsterdam y uno de los autores del artículo de Nature.
Las tectitas se encontraron atrapadas en las branquias de los peces, pero no en el tracto digestivo. “No pudieron seguir nadando”, dijo During. “Murieron inmediatamente”.
El mes de diciembre pasado, otro equipo de científicos dirigido por DePalma hizo un análisis similar e independiente en fósiles de peces en el que obtuvo casi las mismas conclusiones en la revista Scientific Reports.
c.2022 The New York Times Company