5G y el problema de la ciberseguridad
Darío Vargas Regalado / Especialista y líder en transformación digital y seguridad de la información
El término 5G significa quinta generación de redes móviles inalámbricas; las redes 5G brindarán (en algunos años más) servicios de alta velocidad a millones de nuevos dispositivos principalmente al Internet de las cosas (IoT) y a las ciudades inteligentes (Smart City).
Sin duda las redes 5G representan nuevas oportunidades para el avance tecnológico y para la innovación; sin embargo, existen grandes preocupaciones acerca de la seguridad que en mi opinión ponen en riesgo o, al menos, en retraso la implementación exitosa del 5G en el mundo.
Primero que todo, las redes 5G son difíciles de instalar e implementar; se requieren más transmisores para cubrir la misma área que las redes 4G; a cambio obtenemos mayor velocidad y la capacidad de admitir muchos más dispositivos debido al uso de nuevo espectros de señales, esto en sí ya nos genera 2 grandes preocupaciones:
La primera es la seguridad descentralizada; las redes 4G tienen menos puntos de contacto de tráfico de hardware comparado con las 5G; es decir, en una red 5G se tienen muchos más puntos de enrutamiento, mismos que deberían estar monitoreados para prevenir intrusiones; este monitoreo no sucede actualmente, cualquier área no segura de la red podría comprometer otras partes de esta y, por ende, la seguridad de los usuarios y la integridad de los datos.
Si bien las redes (4G) actuales están limitadas en cuanto a velocidad y capacidad, esto ha permitido que los monitoreos de seguridad se lleven a cabo en tiempo real, identificando amenazas y mitigando riesgos; un ancho de banda mayor como el de las redes 5G pondrá a prueba a los equipos de seguridad para implementar monitoreos con mayor complejidad, en menor tiempo y con capacidades tecnológicas hasta ahora poco vistas.
La segunda es la cantidad de dispositivos conectados a internet, no solamente teléfonos inteligentes, hoy en día podemos conectar televisores, bocinas, cerraduras, refrigeradores, autos, y hasta aspiradoras, por mencionar solo algunos; estos incrementan los puntos de intrusión disponibles, mismos que están siendo aprovechados por los hackers como oportunidades para vulnerar la privacidad y la seguridad de los usuarios.
A la gran cantidad de dispositivos conectados a internet se le suma un factor de riesgo, la falta de normas de seguridad para los dispositivos de IoT, especialmente los dispositivos de gama baja, mismos que tienen poca o nula seguridad.
La implementación de las redes 5G está en una fase temprana, sin embargo, su uso ya es inminente, los siguientes años serán clave para mitigar los riesgos identificados, desarrollar las estrategias de ciberseguridad adecuadas e implementar un estándar de normas de seguridad para los dispositivos de IoT en todos los fabricantes, con esto se podrá lograr que el uso de la red sea democrático, sostenible, pero sobre todo seguro.