Aguacate, la maldición del “oro verde”
La industria aguacatera en México, especialmente en Michoacán, deja dinero, pero también diversas afectaciones
Cada mañana los campesinos se levantan para revisar su cosecha, cortan los aguacates de los árboles, los colocan en cajas y los montan en vehículos para transportarlos, su ganancia suele ser menor a la de los intermediarios que venden este fruto a precios estratosféricos, pero que los consumidores están dispuestos a pagar, sobre todo en mercados como el de Estados Unidos.
Aunque parezca que el precio monetario pagado por los compradores es alto, quienes lo producen son los que se llevan la peor parte, el costo para ellos no es de unos cuantos pesos, dólares o de cualquier otra moneda, sino de inseguridad y de daño a su ecosistema.
Tal parece que ese es el costo a pagar por ser el principal productor de aguacate a nivel mundial. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAOSTAT), durante 2020 México produjo 2.4 millones de toneladas, cifra muy superior a la de sus competidores. Colombia es el siguiente mayor productor con 876 mil 754 toneladas, y más atrás vienen naciones como Perú, Chile y República Dominicana.
EU y las afectaciones por la cancelación
El éxito del aguacate nacional se debe en gran parte a la aceptación por parte de los estadounidenses, pues el 80% del fruto que consumen es mexicano. En este sentido, Michoacán es el único estado del país con autorización para importar su producto a Estados Unidos.
Recientemente la nación gobernada por Joe Biden tomó la decisión de pausar, hasta nuevo aviso, las importaciones de este producto debido a una supuesta amenaza contra uno de los miembros del Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal del Departamento de los Estados Unidos (USDA-APHIS).
Al respecto, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador aseguró que realizarán una investigación sobre las acusaciones, sin embargo, afirmó que detrás de esta decisión se encuentran intereses políticos y económicos que buscan mantener al aguacate mexicano fuera del mercado estadounidense.
Más allá de temas políticos, el fallo del gobierno norteamericano traerá consecuencias para los consumidores estadounidenses y los productores mexicanos. Al ser un producto perecedero, se tendrán que buscar soluciones para colocarlos en el mercado, una de las principales opciones es venderlo a un menor precio en México y otros países.
El golpe para la economía mexicana es importante si se considera que es el tercer producto más exportado de México, sólo por debajo de la cerveza y el tequila. De acuerdo con Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), el conflicto significa pérdidas de entre 10 y 11 millones de dólares por no exportar.
Cabe destacar que durante 2021 las exportaciones de aguacate por parte de México ascendieron a tres mil 85 millones de dólares, lo que significó un incremento de 14.2% respecto a los dos mil 699 millones de dólares del año anterior, según datos del Banco de México (Banxico).
Para la ciudadanía estadounidense la afectación es clara, ante la alta demanda y poca oferta, los precios del aguacate registrarán un alza, actualmente el costo asciende a 1.43 dólares por pieza, en promedio. Los analistas de JPMorgan consideran que el resto de los países productores no podrán cubrir el hueco dejado por el abasto mexicano.
Inseguridad por el “oro verde”
Aunque no se dio a conocer de quién provenía la amenaza hacia el inspector estadounidense, es sabido que la industria aguacatera, especialmente en Michoacán, es víctima del crimen desde años atrás.
Los actos de delincuencia en la región de Tierra Caliente, Michoacán, se agudizaron desde 2013 debido a la lucha de células del crimen organizado por el territorio. En ese año surgieron las autodefensas para combatir a organizaciones como el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Actualmente los civiles armados se mantienen con el objetivo de cuidar sus cosechas, sin embargo, ante los constantes ataques, esto parece ser insuficiente.
Para este año, y luego del altercado que pausó la exportación de aguacate, el gobierno mexicano, el del estado de Michoacán, autoridades estadounidenses y productores de aguacate acordaron un conjunto de medidas para reforzar la seguridad de los cultivos y el traslado del fruto.
El plan incluye el mapeo de los 59 municipios productores de Michoacán, escoltas para los camiones, puestos de control fijos y móviles, un centro de monitoreo para camiones y comunicación a través de radio.
El medio ambiente tampoco la libra
El atrayente negocio del aguacate ha provocado la llegada de más inversionistas, sin embargo, no todos son legales, lo que desemboca en el abuso de recursos naturales como el agua y la tala clandestina de bosques.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), cada año se pierden entre 600 y mil hectáreas de bosques para instalar plantíos de aguacate. Por su parte, la Secretaría de Urbanismo y Medio Ambiente de Michoacán aseguró que los cultivos clandestinos de este fruto ascienden aproximadamente a 20 mil hectáreas.
Otro aspecto relevante es el uso de agua, la producción masiva de aguacate requiere de grandes cantidades de este líquido, incluso más que la necesaria para hacer vinos. Según la organización Water Footprint Network, se requieren aproximadamente dos mil litros de agua para cultivas un kilo de aguacate.
La sobreexplotación del recurso se ha visto reflejada en la sequía de mantos acuíferos y escases de agua. En Morelia, el 70% de los pozos profundos ya fueron agotados, por lo que, de continuar así, en 10 años no habrá agua ni para mantener la producción de aguacate ni para algunas comunidades del estado.